TECNOLOGIA DE LA CONFECCION TEXTIL
(C) EDYM, España, 1998 
Las fotografías de este artículo y lo entrecomillado atribuido a Yves Saint Laurent pertecenen al libro Elsa Schiaparrelli, de Palmer White, AURUM PRESS, London, 1986 (ISBN 0948149434). Se trata de un libro, prologado por YSL, aconsejable para todo aquel, profesional o no de este sector, que aun cultiva el loable gusto por la Schiaparelli.
Elsa Schiaparelli
Para su tiempo, Schiaparelli significa que lo que hay de cultura tiene que ver con lo que se lleva puesto; y esa implicación de la moda no quedó limitada a la simple colaboración y amistad entre Dalí, Cocteau y Schiaparelli; es que, sobre todo, la moda, con el Arte y la Filosofía forma el estilo de vida que Schiaparelli diseñó. Schiaparelli es mujer, intuitiva, provocadora, empresaria, diseñadora de moda y artista, comprometida socialmente y trasmisora y difusora de todo ello.

Para Yves Saint Laurent, Elsa fue el gran fenómeno de diseñadora que epató al mundo de la moda parisima. Se atrevió a provocar y lo consiguió hasta el extremo de la admiración insoportable y de causar verdaderos estragos en lo que había sido tradicionalmente establecido, no sólo en modas sino en estilos, actitudes y comportamientos.

Desde nuestro punto de vista, hay una forma tópica de explicar el fenómeno Esla en el mundo de la moda: si ella no hubiera imprimido tal arte (verdadero arte, arte cultivado, verdadera cultura) a su estilo y a sus diseños, ni uno ni otro hubiera pasado de ser más que una simple extravagancia, su originalidad no hubiera causado más que unas pequeñas risas y los convencionalismos que ella se atrevió a pisotear nunca hubieran sido más que vulgares representaciones en lugares comunes o, a lo sumo, travesuras aplaudidas nada más que al paso y olvidadas luego. Pero (YSL, más entusiasta que nadie) ... un día, Elsa, de repente ruge como una gran bestia salvaje y enojada, quiebra el laboratorio de su mago y con la risa frenética de un ogro cambia su fórmula por lo explosivo, lo asombroso. Y nos asombra con el rosa Schiaparelli, que torna en un incendio, un desafío, un pánico. Sólo ella le podía haber dado el nerviosismo del rojo a una rosa. ... Vainas largas nocturnas y boleros adornó con arabescos, trenzas, borlas, franjas, oro y pompones negros; un contraste seductor emanó de su feminidad y severidad categórica y de sus contornos bordados, fascinantes. ¡Qué señora Elsa Schiaparelli! ¡Era incomparable! Su imaginación no supo de límites. Sólo ella solo pudo haber tenido la audacia de vestir a una novia de negro. 

El fondo del corazón orgulloso de la moda parisina se sufrió la dentellada profunda y audaz de Elsa; y se sufrió más porque venía de fuera: ¡un colmillo italiano! Pero en el zarpazo se hizo ver no sólo un diente de marfil sino un rubí al rojo vivo, excitante, y destellos persistentes de prendas que se hicieron joyas, de luces que se hicieron trajes y de cuadros que vistieron bellos modelos y personas cautivadoras. Elsa -YSL- llegó titubeante y a poco hizo temblar el firmamento.

Yo recuerdo (Elsa) un príncipe triste, quien, para conseguir su felicidad, se fue a buscar la camisa de un hombre completamente feliz. Fue por todo el mundo hasta que un anciano apareció ante él, trabajando en un campo y parecía completamente feliz.  "Mi reino por su camisa", le lloró el príncipe extasiado. Pero el hombre viejo contestó:  "Yo nunca he poseído una camisa." 

La aristócrata Elsa Schiaparelli, casada con el conde Willian de Wendt de Kerlor, es abuela de Marisa Berenson.