Primera
Parte
ENSAYO Moda,
¿por qué? |
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Capítulo
1
Síntesis
histórica de la moda
De 1920 a la actualidad |
| ANEXO
TRAJES REGIONALES ESPAÑOLES |
| 1.
El punto de partida histórico 1.1 PRIMER
PERÍODO:
1850 a 1870. 1.2. El desarrollo industrial en el textil.
1.3 Nacimiento de La Alta Costura. Los primeros profesionales y la iniciación
de la moda como industria. 1.4 La crinolina: primera moda francesa.
La prensa de moda y las escuelas de moda. 1.5 La moda masculina. 2.
SEGUNDO PERÍODO: 1870-1885 2.1 Situación política
y social. 2.2 Síntesis de la moda. 2.3 La moda masculina.
MODISTAS DE ESTE PERÍODO. 3. TERCER PERÍODO: 1885-1900
3.1 Moda femenina. 3.2 Moda masculina. 4. CUARTO PERÍODO:
1900-1919 5. QUINTO PERÍODO:
1920-1939. En 1919 comienza la línea Coco Chanel,
que se consolida en el 25. 6. SEXTO PERÍODO: 1939-1947
En el 47 Christian Dior lanza el New Look. Nuevas fórmulas para
la moda. 6.1 Aspectos político-sociales en la moda de los
40 y Los Grandes Maestros: Balenciaga, Chanel, Dior. 7. SÉPTIMO
PERÍODO: Desde la S.G.M. a la actualidad. |
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5. QUINTO PERÍODO (1920-1939)
Después de la P.G.M. se dan dos tendencias
contradictorias: por un lado cierta nostalgia de la crinolina mientras
que por otro apuntan los vanguardistas: vestido ajustado pero sin marcar
y largo de falda por encima del tobillo. Hay una cierta tendencia masculina
en la ropa de mujer: va a llegar Coco Chanel.
Nace la escuela Martine, de diseño de moda.
Finalizada la guerra, comienza la deuda europea con EE UU. Aumenta la música
yankee.
Aumenta la promoción de la mujer, por la imperiosa necesidad -todo
hay que decirlo- de trabajar y producir para paliar el empobrecimiento
que dejó la gran guerra.
SÍNTESIS DE MODA
-
En vez de corsés y enaguas, aparecen el sujetador, la faja y
el liguero.
-
Aparece el pijama de noche.
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Se despeja el cuello; los hombros se suavizan; las mangas son discretas;
el talle se sitúa bajo el pecho y la falda es recta. Es el principio
de la adaptación a la vida nueva de la mujer, que parece prometerle
actividad e independencia. La moda se descarga de lujo.
-
Todo esta evolución no es soportada por la Alta Costura y, en
pocos años, cierran casas como Doucet y Poiret.
-
En 1919 comienza la línea Coco Chanel,
que se consolida en el 25.
-
Cabeza pequeña y rostro maquillado, corte de pelo à la
garçonne, sombrero campana, profundo y hundido hasta los ojos.
-
El talle del vestido baja a la cadera; la falda se estrecha y llega
a un corto jamás soñado: por la rodilla.
-
Trajes-chaqueta, asimétricos, con cuellos de piel.
-
Cuerpos simples, con tejidos de gran caída.
Coco Chanel y Mme. Vionnet serán las estrellas de la moda durante
los próximos veinte años.
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La moda de los años 20
-
Del tradicional vestuario masculino, la moda de mujer toma el
abrigo recto y el impermeable.
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Aparecen los tejidos a base de fibras artificiales, destinadas a la
confección de prendas para la clase media.
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Con Chanel se introduce el género de punto o tricot.
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Aparece el vestido de noche.
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La moda de los años 30
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| En el 27 se da una reacción contra la moda anterior, pero protagonizada
también por Vionnet, Lanvin y Chanel; una por su técnica
de corte al biés y la búsqueda de adaptación de la
ropa al cuerpo; la otra por el empleo de bordados en la ropa cara; Chanel
por su refinamiento de la sobriedad, el t alle libre, y tonos (el negro
de Chanel) contrarios a Poiret. A ello hay que añadir una novedad,
aportada por Chanel: la bisutería. |
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A estas tres figuras Vionnet, Lanviny
Chanel
sucederá
otra mujer, Elsa Schiaparelli. En los
años 20 surge Balenciaga, con su casa de modas de San Sebastián,
que se incorpora inmediatamente a la moda francesa. De América,
sin embargo, viene un contratiempo: la crisis del 29 en Wall Street atenta
contra la exportación de moda a EE UU, donde aumentan los aranceles
en la importación.
Otras influencias, finalmente, provienen de la Exposición colonial
del 1931 en París, con el exotismo asiático y africano y
el colorismo de Extremo Oriente. En los años treinta comienza a
ser importante el diseño italiano. El automovilismo está
próximo a estas influencias.
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Vestido de día y vestido
de noche de Lanvin, 1931
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6. SEXTO PERÍODO (1939-1947)
Toda la moda de este período está en el contexto político-social
de la S.G.M. El espíritu de creación
difícilmente escapa a la penuria de los tejidos y de todas las industrias
asociadas a la moda, forzando a la imaginación a utilizar lo que
hay. Sólo con la liberación renace el sentido de la elegancia,
que, indefectiblemente, quedará unido a lo práctico. Con
ese mismo sentido de lo práctico los creadores (1944) idean la boutique,
bajando de sus salones reservados a la estricta clientela de la alta costura
a instalarse puerta con puerta de sus clientes de calle.
Dos vestidos de Lanvin, diseñados
en 1947, precursores del New Look
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En 1945 se crea el Teatro de la Moda, en el Museo de Artes Decorativas
de París, y con ello se instaura la costumbre de la presentación
de las colecciones al público, lo que hace no sólo vender
más sino también renovarse. El ejemplo se exporta y cunde
también en EE UU; desde allí se promociona al exterior la
moda cassual wear. |
SÍNTESIS DE MODA DE LOS AÑOS DE POSTGUERRA
-
Se recupera el largo del cabello femenino, perdido en la etapa bélica.
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El pecho y cintura modelados en su sitio, conservando la espalda ancha,
como antes de la guerra.
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Las caderas poco marcadas.
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Las faldas con algo más de forma y el largo a la rodilla.
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En el 47 Christian Dior lanza el New Look
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Lo más importante del New Look
es que vuelve a estructurar la silueta femenina, con el afán de
la mujer por recuperar su belleza y su aspecto exterior, en parte olvidado
durante los tiempos de guerra. Sin la aparatosidad del siglo pasado, pero
sin dudar en el empleo de entretelas, Dior insiste en marcar la cintura,
pecho, y sobre todo la cadera a través del vuelo, de forma artificial
(la cadera se sitúa más alta de donde en realidad está
y la falda toma vuelo). Alarga la falda hasta tapar la rodilla, pero no
por puritanismo sino porque la rodilla, a su juicio, es un cierto desencanto
estético.
Con la llegada de la paz, en la moda comienzan nuevos tiempos. Hay
prisa por recuperar lo perdido y, además, por incorporar al mundo
de la moda aspectos de la pujante industria que renace y se pone en marcha
definitivamente hacia el desarrollo. |
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Nuevas fórmulas para
la moda
Fueron necesarios pocos años para que la moda francesa recuperara
su gran prestigio. Por una parte, resurge la creación artesana,
el trabajo hecho a mano y las medidas individuales; por otra, con la mayor
utilización de la máquina en todas las fases del patronaje,
corte y confección, se incrementa el aspecto industrial en lo que
ya se viene llamando confección y que comprende el prêt-à-porter
y la medida industrial.
Para mujer continúan la Alta Costura como tal y la Alta Lencería;
para hombre los importantes sastres Maestros Cortadores y la Alta Camisería.
En cuanto al calzado, el de hombre ingresa en la moda al mismo nivel de
interés que el de la mujer.
Pero hay un hecho nuevo que hace que este final del período sea
especialmente importante: la profesionalización en los más
altos niveles tanto de la creación como de la industria. Difícil
es saber si la profesionalización fue fruto de la incorporación
masiva de la máquina o, al revés, si fue la profesionalización
lo que hizo posible el prêt-à-porter y la medida industrial.
Lo cierto es que aun considerando creación al modelo original de
Alta Costura para mujer, después de repetir el modelo para la escogida
clientela privada, este modelo es vendido a otro profesional de confección
con derecho a la fabricación en serie; en opinión de los
franceses esto es la causa o la justificación de que la Alta Costura
femenina se resista a dejar lugar al prêt-à-porter.
En definitiva el resultado final es una gran expansión del mercado
de moda, sobre todo en la vestimenta de caballero, que es destinatario
principal del prêt-à-porter en sus primeros años.
En la vestimenta femenina, debido al aire más deportivo y desenfadado
de los modelos seriados, comienza a desaparecer el sombrero, que, a su
vez, deja el hueco en el que nacerá la moda en peluquería,
la Alta Peluquería. Por el mismo motivo, la Alta Lencería
sale de los lujosos salones y comienza a diluirse en las marcas de prestigio
en corsetería.
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6.1 Aspectos político-sociales en la moda de los 40 y en
los grandes maestros: Balenciaga, Chanel, Dior
Si en la P.G.M. la mujer se vio implicada por
la situación bélica, en la segunda su participación
fue aún mas importante, llegando a intervenir directamente en las
fuerzas armadas y en la acción civil. Es pues consecuente con que
el hecho bélico influyera en la vestimenta, a la que imprime notables
rasgos propios de los uniformes militares. Como hechos aislados, pero significativos,
el gobierno inglés encargó a la firma Fashion Group
(Londres) el diseño de uniformes que fueran atractivos, y la ya
prestigiosa Helena Rubinstein es invitada por el gobierno de Washington
a pronunciar conferencias sobre belleza y moda para elevar la moral de
las mujeres.
Síntesis de moda de los
años 40.
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Se recupera el largo del cabello femenino.
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El pecho y cintura moldelados en su sitio.
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Las caderas poco marcadas.
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Las faldas con algo más de forma y el largo a la rodilla.
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Aparte de la moda, se inician movimientos juveniles de protesta por
la guerra: los Zazous en Francia y los Teddy Boys en Inglaterra.
En el París intelectual, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir dan
vida al movimiento existencialista, del que fue símbolo Juliette
Grecó con su atuendo que hizo moda: pantalón ajustado y sweater
negro
de cuello cisne.
Cuando se investiga el cruento período de las dos grandes guerras
y el tiempo que se vivió entre ambas, por ambicioso que sea el estudio,
nunca agotará la materia; siempre queda abierto un nuevo apartado
de investigación, porque las dos guerras mundiales tocaron hasta
lo más íntimo de las vidas de nuestros mayores y de la nuestra
propia.
La ocupación de París hizo que se desplazara el centro mundial
de la moda hacia Nueva York y Los Ángeles, permitiendo a Londres
también un mayor protagonismo. De los pocos modistas que sobrevivieron
en París, cabe destacar a Jacques Fath, joven discípulo de
Vionnet, precursor de la fabricación en serie y de la moda para
jóvenes, con su línea Jacques Fath Université.
Charles James abre casa de modas en Nueva York y colabora con Elizabeth
Arden (años más tarde lo harían los españoles
Castillo y Elio Berhanyer y el dominicano De la Renta). Entre los norteamericanos
destacan Norman Norell, Calire Mc Cardell, Mainbocher. También la
Schiaparelli se refugia en Nueva York.
Desde California triunfa en todo el mundo occidental la moda casual
wear, de la que el jean o pantalón vaquero es
el máximo exponente. El francés Albert Lempereur es pionero
en la importación de cw de USA a Europa.
Como es de suponer, Hollywood incorporó a sus estudios cinematográficos
grandes talentos y profesionales de la moda, convirtiéndose, recíprocamente,
en gran poder de influencia sobre la misma moda a través del cine
y de las grandes estrellas.
Todo cambió, porque, de una u otra forma, todo fue cuestionado.
La lista de matices para completar una definición psicosocial de
la época se haría interminable. Si embargo, es esa complejidad,
precisamente, el marco lógico para la abstracción que requiere
el concepto tan polifacético de esto que hoy llamamos moda.
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Walter Gropius nace en Berlín el 18 de
mayo de 1883. A los diecisiete años inicia su obra artística,
después de viajar por toda Europa y una vez que ha terminado sus
estudios de Arquitectura. Pertenece, pues, a la primera postguerra. De
1918 a 1928 dirige la Bauhaus, en Turingia y en Dessau, donde reúne
a lo más significativo del movimiento artístico moderno de
Alemania . Su obra como arquitecto, teórico, organizador y director
de aquella admirable escuela de arte es inseparable de la condición
histórica de la república de Weimar y de la frágil
democracia alemana. Gropius puso en juego toda su cultura figurativa y
teórica y su destino de artista en aquel momento crítico
de la historia europea. Su racionalismo, su positivismo, hasta su optimismo
al diseñar programas de reconstrucción social brillan sobre
el fondo oscuro de la derrota alemana y de la angustia de la postguerra.
Su fe en un porvenir mejor del mundo esconde un escepticismo profundo,
una lúcida desesperación. Ese supremo prestigio de la razón
no era sólo una defensa sicológica y moral; era también
la última herencia de la gran cultura alemana, la única fuerza
de rescate que Alemania podía sacar de su pasado.
-
La obra de Gropius se encuadra en la crisis de los grandes
ideales que caracteriza a la cultura alemana de este siglo XX; nace también
ella de la desintegración de los grandes sistemas y de la nueva
confianza en una nueva crítica constructiva. Su racionalidad desarrollada
en los procesos formales del arte es deducir, de la pura estructura lógica
del pensamiento y de las cosas, las determinaciones formales de validez
inmediata; el rigor lógico alcanza evidencia formal, deviene arquitectura
como condición directa de la existencia humana. A la toma del poder
por los nazis, Gropius se traslada a Inglaterra y después a Estados
Unidos (Universidad de Harvard). Es premio Internacional de Arquitectura
en la Bienal de Sâo Paulo (1953). Después de la Bauhaus, su
gran preocupación fue el urbanismo y la habitación colectiva.
Hay muestras de su obra arquitectónica en Europa, Asía y
América.
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Los dos líderes de la renovación de la arquitectura
europea son Gropius y Le Corbusier; uno y otro son racionalistas pero en
dos racionalismos de sentido contrario, incluso en el estilo personal de
ser racionalistas: Le Corbusier lo exterioriza todo, lo proclama; Gropius
lo sintetiza y lo encierra todo en la escuela.
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Balenciaga llega a París en 1937, en el momento en
que un grupo de intelectuales trata de resolver racionalmente los conflictos
sociales; y su limitación fue creer que la transformación
podía reducirse a una revolución histórica de la contemporánea
clase dirigente para adecuarse a las nuevas tareas sociales. Gropius trabajó
inmerso en el ámbito de una cultura burguesa, imperativo personal
que le privó de arrojo revolucionario. La de Gropius es una revolución
fija; pero, aunque no abre al arte nuevos conocimientos, señala,
sin embargo, el punto límite de la tradición figurativa:
más allá de ese límite, toda eventual innovación
y todo posible renacimiento tendrá que pasar por una nueva concepción
del valor de la existencia y de la organización humana.
-
La racionalidad de Le Corbusier está unida a la utilidad
particular; éste es el racionalismo arquitectónico con el
que conecta Balenciaga en la capital francesa. Las corrientes artísticas
tienen unos cauces físicos para discurrir y otros espirituales;
y el genio de los artistas llega a ellos por unos y otros. ¿Cual
es el papel de las artes figurativas en el proceso evolutivo de la sociedad?
Se ha dicho que el mal profundo de la burguesía alemana fue diagnosticado
como una especie de hipertrofía artística; el nazismo fue,
en el fondo, una hiperestructura esteticista de una burguesía dominante.
Walter Gropius dice que una sociedad que no utiliza el arte que produce
será defectuosa, porque los deseos insatisfechos crearán
peligrosas perturbaciones ideológicas; por tanto, es necesario que
el arte sea completamente absorbido en la circulación por la vida.
La auténtica vida no será aquella que ocurre en la contemplación,
sino la que se da en la acción. La realidad concreta, y no la ilusoria,
es la que se encuentra en el compromiso dramático del obrar. Este
es el problema que Gropius trata de resolver con su arquitectura y con
su didáctica en la Bauhaus.
(Giulio Carlo Argan, WATER GROPIUS Y LA BAUHAUS, ediciones G. Gili,
México DF, 1983)
Desde Worth a Pedro Rodríguez, las grandes personalidades del mundo
de la moda han vivido integradas en las corrientes artísticas, culturales,
políticas y sociales que les son contemporáneas. En algún
caso especial, quizás el único, como en Schiaparelli, el
trasvase del arte a la moda ha sido más significativo que a la inversa.
Pero es en los años 40, y justamente al alcanzarse la cima de la
alta costura, cuando los más grandes modistas (y quizás por
eso los son) enraizan más profundamente en la intelectualidad de
la época; como si respondieran a la exigencia ineludible, al mandato,
a la orden de afrontar los nuevos tiempos. Nos referimos a Cristóbal
Balenciaga, Coco Chanel y Christian Dior. |
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Coco Chanel
Coco Chanel vistiendo uno de los famosos modelos de
tres piezas, en punto, y su collar de perlas de varias vueltas, también
creación suya. |
Antes llamada Gabrielle Bonheur Chanel, nació el 1883 en Saumur.
Sus primeros pasos (conocidos) en la moda los dio a los veintisiete años,
como dependienta en una boutique de sombreros en Deauville. Esta pequeña
ciudad era el centro de la cita veraniega para una gran parte de la alta
sociedad francesa, que acudía en busca de la frescura costera en
el norte, muy al contrario de los tiempos actuales en que desesperadamente
muchos emigran al sol y calor de la playa; al igual que San Sebastián
para Balenciaga, Deauville le supone a Coco Chanel el punto de partida
hacia la moda. Cuatro años después tenía dos tiendas
propias, una en Deauville y otra en París, donde, además
de sombreros, confeccionaba blusas sencillas y amplias camisas de señora,
hechas para llevar sin corsé, con poco forro, ligeras y muy sueltas.
Su primer vestido puede datarse en el 1914, y es un sencillo camisero.
En 1916 comenzó a confeccionar prendas de punto, género
sólo utilizado hasta entonces en ropa interior, pero que tuvo enseguida
notable éxito; ello animó a Coco a adaptar suéteres
de apariencia masculina para ser llevados con faldas sencillas o rectas. |
En 1918 lanzó el llamado pantalón de yate para
mujer, con perneras anchas, inspirado en los pantalones de los marineros.
A tono con los tiempos de esta primera postguerra, siguió en la
línea de adaptar para mujer prendas de hechura masculina: camisas
abiertas, blaziers, pantalones, impermeables con cinturón y boina.
Ella misma era el prototipo de moda, la garçonne: pelo corto,
como de muchacho, delgada, con poco pecho, y vistiendo ropas holgadas y
cómodas. En esos años continuó entregando nuevas ideas
a su propia moda: la falda tweed con suéter, los collares
de perlas con vueltas y el vestidillo negro. Especialmente exitosa fue
su chaqueta cárdigan sin cuello (el cuello Chanel), ribeteada
y con bolsillos parche, llevada con falda tweed hasta la rodilla;
lo mismo puede decirse de sus grandes lazos negros, los botones dorados
de las blaziers, las chancletas y los bolsos con cadenas doradas
en lugar de las asas convencionales. Otro importante hallazgo debido a
Coco Chanel fue la bisutería. Pero el verdadero éxito de
Chanel se da precisamente con la reposición que ella hizo de sí
misma a su vuelta de Hollywood, cuando tenía 71 años: en
ese momento la moda femenina se enamora de la Chanel de los años
veinte y sus modelos se vuelven definitivamente clásicos, tanto
en los vestidos y trajes como en los complementos. A Chanel le gustaba
el gris, el azul marino, e inició el uso del beige. En perfumes,
Coco Chanel afianzó notablemente las creaciones que los modistas
venían aportando; su Chanel Nº 5 (el número
de la calle de su tienda en París) es ya imperecedero.
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Cristóbal Balenciaga
La característica línea de corte Balenciaga.
1950 |
Nace en Guetaria, Guipúzcoa, el 21 de
enero de 1895; y muere en Valencia, el 24 de marzo de 1972. Es hijo de
un pescador y una costurera. Cuentan que, siendo casi niño Balenciaga,
la duquesa de Casa Torres, familiarizada con el taller de esta costurera,
le enseña al muchaco su bien surtido armario ropero, lo que resultó
ser toda una revelación para él. No pasarán más
de siete años para que aquel joven, crecido entre bordadoras y costureras,
hiciera su primer vestido para la duquesa; vestido que fue valorado por
las damas de la alta sociedad donostiarra. Así, a los diecinueve
años de edad, Balenciaga abre su primera casa de costura en San
Sebastián. Cuando esta casa cierra, en 1969, empleaba a más
de cien personas. Pero en ese comienzo de siglo la bella ciudad vasca es
un puerto donde recala lo más encopetado de la sociedad española.
La reina doña María Cristina será clienta fija del
taller Balenciaga.
En 1935 abre su casa de Barcelona, próxima al Paseo de Gracia.
También acapara la clientela más distinguida; cuando el año
1968 cierra, está empleando a 130 personas. |
La casa Balenciaga de París se abre el año 1937, en la Avenida
Jorge V; se cierra en las postrimerías del 1968 francés,
cuando empleaba a 500 personas. La casa Balenciaga de Madrid, en la Gran
Vía, abrió el año 1939, tan pronto acabó la
guerra civil (apertura definitiva ésta, ya que su establecimiento
data de finales de los 20, antes que el de Barcelona, con la ayuda de la
marquesa de Casa Torres, la mecenas que le procuró sus estudios
de sastrería, también en Madrid, años antes); también
cerró en el 69, cuando empleaba a 250 profesionales de la moda.
Definido por Sir Cecil Beaton , Balenciaga
es severo, español y ascético; un maestro de la arquitectura
que elabora sus vestidos mediante líneas constantes. No cree en
la eterna novedad de lo nuevo (eterno equívoco de una cierta moda);
antes al contrario, integra el desarrollo de sus trabajos con todo lo realizado
por él anteriormente; no existen grandes cambios a lo largo de su
producción, si no es un refinamiento in cresccendo y una arquitectura
cada vez más fuerte y segura, como si los cimientos de su moda nunca
dejaran de afianzarse; y aunque este péndulo de sus creaciones parece
demasiado mesurado, paradójicamente, éstas perduran a la
cabeza de las modas existentes.
Son varias las colecciones de Balenciaga que constaban de hasta 300 modelos
diferentes. Balenciaga hace cada colección considerando que ésta
es indispensable en su tarea, aunque en ella no realice lo que le hubiera
gustado ofrecer. No obstante, algunas de sus creaciones que han permanecido
lo hicieron pasando el filtro implacable de su personalidad brillante.
Para Balenciaga la ropa es construcción, arquitectura, para servir
a lo que es, a lo que hay, no a un ideal subjetivo sino siguiendo el rumbo
que marca la época y sintiendo lo que es necesario. Un modisto -dice
él mismo- debe ser arquitecto para los planos, escultor para las
formas, pintor para el color, músico en la armonía de la
obra y filósofo en el sentido de la medida. Fue proverbial su aguda
sensibilidad para el color; podía elegir con absoluta precisión
un color de entre 500. Lo mismo que su visión exacta de un modelo,
realizándolo completamente y sin equívoco, desde la pieza
de tela hasta la última prueba en su cliente, aún si figurines
ni patrones.
Creativo basado en lo clásico, sobrio, tanto en colores como en
formas, hizo del negro su color emblemático, anticipándose
al existencialismo, de tal forma que se llamó a ese color el negro
Balenciaga (ultranegro). Su técnica de corte era depurada, exquisita,
produciendo prendas impecables, escuetas y elegantes. Cuando se traslada
a París, en el 1936, ya lleva una línea de moda muy similar
al New look, puede decirse que fue precursor de ello, adelantándose
una decena de años. También es Balenciaga quien, al principio
de los 50, hace desaparecer el talle de la silueta femenina y lanza el
traje sastre recto, continuando la sobriedad, la soltura, el refinamiento
y la perfección que nunca abandonó.
En el cierre de los establecimientos de alta costura de Cristóbal
Balenciaga (San Sebastián, París, Barcelona y Madrid, todos
cerraron a la vez) inciden cuatro poderosos vectores que le son contrarios:
-
La pujante industrialización del prêt-à-porter
que, a su vez, responde al consumo masivo del producto de moda.
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El cambio que se da en las relaciones laborales dentro de la industria
(jornada laboral, salarios, costes sociales, etc), cambio al que no se
sometieron las casas Balenciaga. Prueba de ello, según parece ser,
que la liquidación por cierre de sus empresas (indemnizaciones por
despidos, etc) absorbieron casi la totalidad del patrimonio Balenciaga.
-
El régimen fiscal y monetario, sobre todo en operaciones de importación/exportación,
por parte de las políticas de De Gaulle y de los gobiernos de los
Estados Unidos, es un gravamen muy alto que perjudica notablemente a las
ventas de su producción al extranjero.
-
El movimiento del 68 francés reorienta nuevamente el consumo de
moda hacia la juventud: exige precios más baratos y desvía
la atención de las clases más altas, que formaban la clientela
Balenciaga. El final del 68 es el final del pequeño imperio Balenciaga.
A la muerte de Cristóbal Balenciaga, los alumnos más
aventajados de este gran maestro se independizan y asumen el nuevo liderazgo
para los nuevos tiempos a los que se supieron adaptar: Givenchy, Ungaro,
Paco Rabane. Chanel, que fuera asidua proveedora de los establecimientos
Balenciaga, continúa con su propia casa hasta la actualidad, como
casi exclusivo ejemplo de independencia creadora. A Givenchy se debe no
sólo la divulgación de la mejor opinión crítica
sobre el maestro sino la continuación de lo que fue la filosofía
Balenciaga y sus líneas maestras en la confección. En la
actualidad existe la firma BALENCIAGA como
marca comercial de productos de moda. Balenciaga es una gran maestro del
oficio y de la profesión (los demás son diseñadores,
dijo Chanel para distinguirlo a él con total precisión),
de la alta costura y de la moda. De los españoles, el más
grande. Pero es, además, una larga historia de moda por sí
mismo, por su personalidad convertida en mito, y porque él vistió
a los más grandes personajes de la historia que le era contemporánea.
Cuentan las propietarias de esos vestidos Balenciaga que los transmiten
de madres a hijas y que vuelven a vestirlos sin un sólo arreglo,
sin una transformación.
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Christian Dior
Nace en Granville, Normandía, en 1905. Estudió ciencias
políticas y también música; trabajó en una
galería de arte; a partir de los 33 años (1938) no sale del
mundo de la alta costura. Comienza a trabajar con Piquet, después
Lelong y Balmain. Abre casa el , financiado por un poderoso industrial
algodonero, Marcel Bousac, y su primera colección fue el New look,
que varió notablemente los usos en la moda imperante en ese momento,
realzando nuevamente las curvas femeninas y alargando y dando vuelo a las
faldas. Desde el New look hasta su prematura muerte en 1957, se erigió
en adalid de la creatividad, del modelado escultural de la ropa y, especialmente,
de los complementos, que lanzó junto a sus tendencias, creando un
estilismo tan sugerente que sigue reinterpretándose aún en
nuestros días. A Dior le gustaba el negro, el azul marino y el blanco. |
7. SÉPTIMO PERÍODO (desde la
S.G.M. a la actualidad)
Ya queda dicho cómo es la situación de la moda en los
años inmediatos a la finalización de la S.G.M. En toda Europa
se hace sentir la escasez de moda y de recursos para ella. Francia ve con
gran preocupación el hundimiento de esta poderosa industria y ésta
es la ocasión para que la moda se haga cuestión política
(por motivos económicos, como es obvio suponer). Aquella precariedad
y premura con que se confeccionaban uniformes en los tiempo de guerra (ejpl.:
Inglaterra) sirvió de gran experiencia para arrancar la gran producción
que va a exigirse a la moda a partir de los años 60. También
ello fue ocasión para que la moda británica avanzara un puesto
(siempre echado atrás por los poderosos parisinos) y, acaso también,
para que la moda americana se hiciera sentir.
Desde la finalización del conflicto bélico, surge
un movimiento de reconstrucción muy acelerado. Hay un nuevo ordenamiento
mundial en lo político; los hábitos sociales en todo el mundo
desarrollado ya se distancian definitivamente del tiempo pasado; y aludir
a los hábitos, en lo más extenso de su doble significado,
es referirse a la cuestión más importante en el terreno de
la moda.
Si se estudia la moda desde el 47 hasta el momento actual es contemplándolo
como un sólo período y teniendo en cuenta la rapidez con
que desde entonces se han dado los cambios. Desde el principio de este
período confluyen en la moda tantas influencias, tan abundantes
y poderosas, que seguir con todo detalle las múltiples variaciones
dentro de ella resulta imposible, incluso para los especialistas, más
aún para resumirla y esquematizarla como hemos hecho en los períodos
anteriores. Algunas cuestiones deben apuntarse, de entrada, con el fin
de comprender lo demás y para ofrecer una explicación del
conjunto.
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Desde la aparición de Elsa Schiaparelli en la alta costura, el vestido,
como obra de creación, hace su ingreso en el mundo del arte, algo
que ni Worth (el pionero) ni Chanel habían conseguido. Ello trae
como consecuencia que el modisto o modista (más tarde diseñador
de moda), no sea sólo un artesano de élite sino un artista
y que sus creaciones puedan aspirar a ser obras de arte; por otra parte,
liga la moda a las corrientes artísticas y, como éstas, a
todos los movimientos y cambios sociales.
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A partir de los años 50, superada la postguerra, la demanda de moda
rebasa la capacidad de producción que tenía la alta costura.
Y ese desbordamiento no consiste sólo en que los modistas dictadores
suelten las riendas de la moda sino que desde Estados Unidos, Inglaterra,
Italia, y Francia también, crece la producción seriada de
modelos en todas las formas de prêt-à-porter. La moda
sale definitivamente de los salones a las boutiques e incluso a los grandes
almacenes.
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Tiene mucho que ver la revolución de la conciencia juvenil en la
sociedad (con muchos y variados movimientos: teddy boys, beats, hippies,
puncks, etc.) con la demanda de producto de moda para jóvenes; pero,
sintetizando el fenómeno, lo cierto es que estos no se contentan
con vestir los modelos de sus mayores, sino que exigen moda propia. Y lo
más peculiar de este hecho nuevo es que no se dé en los talleres
del creador sino en el punto de venta de moda: el joven no llamó
en la puerta del modista sino que exigió su moda en el mostrador
de su tienda. El pesebre de la moda juvenil fue la boutique de Mary Quant
en King's Road, Londres; luego llenó Carnaby Sreet y pronto se extendió
por todo el mundo.
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Al mismo tiempo, la moda deja de referirse exclusivamente al vestido: todo
cuanto el ciudadano lleva sobre sí es producto de moda, desde las
gafas al dentífrico, la ropa interior o las maletas, y dedicado
no a una sino a todas las actividades del ser humano, despierto e incluso
dormido.
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El erotismo ha perdido todas las connotaciones de prohibido, sin abandonar
ninguno de sus valores; incluso se ha afianzado, potenciándose y
descubriendo en el cuerpo humano nuevas partes erógenas, como las
nalgas, que antes fueron veladas por el traje. Se asocia a lo saludable,
con nuevas prendas deportivas que realzan sexualidad y sensualidad. Se
asocia a lo romántico, recuperando el uso de la ropa interior victoriana
y vistiéndola ahora como ropa exterior.
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Si en los años 20 la mujer saquea el guardarropa del hombre, en
los sesenta se apropia definitivamente de ello; por cierto que no se da
en sentido inverso. El pantalón para mujer recibe tratamiento de
alta costura. En 1966 se fabrican para mujer más pantalones que
faldas.
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Tanto los modistas de la alta costura como los creadores en general, por
la necesidad de llevar a la tienda cuanto el comprador reclama con prontitud,
vienen a ser lo que primero se llamó estilistas y, finalmente, diseñadores.
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El largo de falda deja de ser uno solo; todos los largos quedan definitivamente
en el guardarropa y en el uso cotidiano y todos, incluso el último,
el extra-corto o mini, conviven en la moda actual:
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La falda midi llega hasta media pantorrilla y aparece moderando
entre la mini y la maxi. Aunque en principio no goza de gran aceptación,
ha terminado por ser uno de los largos más llevados, tanto en faldas
como vestidos. Hoy se puede constatar que todos los largos de falda y vestidos
conviven en un porcentaje similar para todos los casos.
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La microfalda tiene un largo reducido al mínimo y
cubre lo imprescindible; su mayor auge se da en los años setenta,
simultáneo a la implantación de las medias panty. Más
usual es la minifalda, llegando al medio muslo, y puede
ser tanto ajustada como holgada y con vuelo. De moda a mediados de los
sesenta, además de descubrir generosamente las piernas, se lucía
con ella la ropa interior de encajes y puntillas.
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El largo normal de faldaes el largo Chanel / Dior, justamente
cubriendo la rodilla. Desde que en los años 20 se puso de moda,
y posteriormente en los 40 con el New Look queda reimplantada, este
es el largo en torno al cual juega el estándard de la moda; únicamente
se da la variación en torno a cubrir o descubrir la rodilla.
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La maxifalda se pone de moda a final de los años sesenta,
en parte como una reacción contra la brevedad de las minifaldas.
Ésta es una falda tobillera, llegando prácticamente hasta
el suelo, que suele llevarse con botas y que frecuentemente tiene una o
varias aberturas laterales o una central con botones.
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Los cuatro largos de falda de
la moda actual.
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